La Corte de Apelaciones de Londres negó el traslado del niño de 23 meses hacia Italia, donde los padres quieren que sea tratado. Mientras tanto, el “pequeño guerrero” Alfie respira, está vivo. Está bautizado. Su vida y su futuro, están en las manos de Dios, no en las de quien lo quiere sustituir. Es tiempo de Pascua y para este niño el sepulcro está vacío. Como el de Jesús.
La justicia británica rechazó la apelación
para trasladar al bebé Alfie Evans a Roma
Alfie Evans el bebé británico de 23 meses que los médicos ya decidieron
desconectar de la máquina que lo mantiene vivo. Sus padres, dos jóvenes
de Liverpool, quieren trasladarlo a Roma para mantenerlo en tratamiento.
(Foto: Facebook: Alfies Army Official)
Los padres del pequeño británico de casi dos años Alfie Evans, que sufre una enfermedad neurológica degenerativa no diagnosticada, sufrieron hoy una nueva derrota en la Justicia,que rechazó su apelación para llevarlo a Italia a recibir tratamiento.
La Corte de Apelaciones de Londres rechazó los recursos presentados por los padres del niño de 23 meses para revocar una decisión judicial previa que les impidió trasladar a su hijo, informó la agencia alemana DPA.
La pareja había presentado varios recursos legales contra los médicos del hospital infantil Alder Hey de Liverpool y los jueces que respaldaron la decisión de la institución de no permitir que el niño salga del país para ser atendido.
El hospital le retiró el lunes el soporte vital a Alfie y los abogados de la familia aseguraron ante la corte de apelaciones que el niño "luchaba" por su vida desde entonces y por eso habría sido mejor atendido en Italia.
El pequeño Alfie habría debido morir en el arco de pocos minutos, una vez retirado el respirador. Con las “comodidades” del caso. “Colocado con cuidado sobre los regazos del señor Evans y de la señora James, si lo desean”. Y “después que se haya confirmado la muerte, la familia podrá lavarlo, vestirlo y pasar tiempo con él”.
Así estaba escrito en el “protocolo” para la muerte de Alfie, notificado a sus padres Tom y Kate por el Hospital de Niños Alder Hey, de Liverpool.
Pero no sucedió así. Porque también ya sin el tubo de oxígeno, retirado a las 22.17 del lunes 23 de abril, Alfie siguió respirando. Por sí mismo. Durante horas y horas. Al punto que al día siguiente los médicos del hospital - clamorosamente desmentidos por los hechos – han tenido que volver a darle oxígeno, agua y pan. "Un milagro de la oración”, dijo Francesco Cavina, es "un pequeño guerrero que quiere vivir".
Ese lunes de la cuarta semana de Pascua se habían movilizado muchos para detener a quien quería hacer morir a Alfie. En Roma, el hospital pediátrico del Niño Jesús, propiedad de la Santa Sede, estaba preparado para recibirlo y cuidarlo. La Secretaría de Estado vaticana estaba trabajando ya desde varios días atrás, por orden explícita de Francisco. El gobierno de Roma había dado al niño la ciudadanía italiana y había activado a su propia embajada y a los consulados en el Reino Unido. La presidente del Niño Jesús, la doctora Mariella Enoc, se había llegado en persona a Liverpool, mientras un avión especial estaba preparado para despegar desde Roma con un equipo médico a bordo. El mismo Francisco se había expresado nuevamente en apoyo de Alfie, con un twitt: "Renuevo mi llamado para que sea escuchado el sufrimiento de sus padres y sea atendido su deseo de intentar nuevas posibilidades de tratamiento".
Al día siguiente, el martes 24 de abril, visto como la asombrosa vitalidad de Alfie contradecía clamorosamente a quien lo quería muerto, las presiones en defensa del niño se hicieron todavía más fuertes. Al punto que el juez inglés que desde el comienzo se ocupó del caso y que en la tarde anterior había dado la orden de hacerlo morir, se encontró obligado a volver a convocar a una audiencia con las partes, en Manchester, al mediodía.
Anthony Hayden, el juez, ha sido titular hasta hace dos días de la División Familia de la Suprema Corte británica, además de activista LGBT y autor del libro "Children and Same Sex Families" [Niños y Familias del mismo sexo]. Su tesis ha sido siempre que se debía procurar la muerte para Alfie en cuanto ella coincidía con "his best interest", con su mejor interés. Y ésta ha sido también la tesis del Hospital de Niños Alder Hey, de Liverpool, en el que el niño estaba hospitalizado. Contra la opinión opuesta de los padres. Muy jóvenes ambos, ella anglicana y el católico, de familias obreras, ya muchas veces humillados por los médicos del hospital, ignorados por la gran prensa británica, y ahora también convertidos en signo de jueces despreciativos – "ilusos", "fanáticos" – en la audiencia convocada por el juez Hayden.
Al término de la audiencia, el juez rechazó el pedido de los abogados de Tom Evans de autorizar la partida inmediata de Alfie para Roma. Pero dio mandato al Hospital de Niños Alder Hey de decidir si y cómo dar de alta al niño – ahora ciudadano tanto inglés como italiano –, con la consiguiente e hipotética facultad para los padres de llevarlo donde considerasen oportuno.
Pero el hospital ha cerrado también esta rendija. Se negó a liberar a Alfie antes de “tres o cinco días de discusiones profundas”, por el resultado que se presagia negativo. Una negativa que Mariella Enoc, presidente del [Hospital del] Niño Jesús, de Roma, se esperaba, después que los directivos del Hospital de Niños Alder Hey ni siquiera habían querido encontrarse con ella, cuando se llegó a Liverpool, y después de haber visto llevar a cabo, durante su visita a ese hospital, “demasiados movimientos no útiles para el niño". "Han engañado a la familia", es hoy su juicio. "Se han puesto en contra. Y creo que esto es el resultado de una batalla ideológica".
Éste es también el juicio del profesor don Roberto Colombo, genetista de la Facultad de Medicina y Cirugía de la Universidad Católica de Roma, miembro ordinario de la Pontificia Academia para la Vida:
"Al igual que con el pequeño Charlie Gard, también con Alfie se está en presencia de un 'encarnizamiento tanatológico', es decir, de una obstinación ideológica y carente de un razonable fundamento clínico y ético para poner fin a la existencia del niño. Los ingleses se refieren al encarnizamiento terapéutico con el término ‘therapeutic obstinacy’ [obstinación terapéutica], pero en este caso se podría hablar de ‘obstinación anti-curativa’. Esto es lo contrario de los auténticos cuidados paliativos, que prevén hacerse cargo del paciente incurable hasta el último instante de su vida, sin procurar anticipar su muerte con una eutanasia por omisión. La medicina tiene necesidad de liberarse de una ideología mortal que niega de raíz su vocación al servicio de la vida".
Pero en el Vaticano y en la jerarquía "católica" las voces no son unánimes. Francisco se expresó con palabras claras en defensa de la vida de Alfie, especialmente luego de la audiencia acordada con su padre en la mañana del miércoles 18 de abril. Pero su pupilo Vincenzo Paglia, presidente de la Pontificia Academia para la Vida – ya autor el pasado 9 de marzo de una entrevista en la que daba totalmente la razón al juez Hayden –, emitió el domingo 22 de abril, al término del choque entre los padres del niño y las instituciones judiciales y sanitarias británicas, una declaración fuertemente ambigua, en la que la búsqueda del consenso, cualquiera fuese la solución adoptada, debe prevalecer por encima de la verdad y la justicia de la solución misma:
"Dadas las soluciones de todos modos problemáticas que se proyectan en la evolución de las circunstancias, consideramos importante que se trabaje para proceder en una forma lo más compartida que se pueda. Sólo en la búsqueda de un entendimiento entre todos - una alianza de amor entre los padres, familiares y agentes de la salud - será posible encontrar la mejor solución para el pequeño Alfie".
Para no hablar de la huida de la arquidiócesis de Liverpool y – más grave todavía – de la declaración del 18 de abril, propia de un Pilatos, de la Conferencia Episcopal de Inglaterra y Gales, presidida por el "cardenal" Vincent Nichols, quien da la razón al mismo tiempo a todos y a nadie:
"Afirmamos nuestra convicción que todos los que están tomando decisiones angustiantes respecto al cuidado de Alfie Evans actúan con integridad y por el bien de Alfie, así es como lo vemos nosotros".
El miércoles 25 de abril los padres de Alfie han presentado un enésimo recurso, esta vez contra la prohibición emitida el día anterior por el juez Hayden de transferir al niño a otro hospital. La audiencia se llevó a cabo en Londres, al mediodía, frente a tres jueces, presididos por Andrew McFarland, quien es el nuevo titular de la División Familia de la Suprema Corte de Inglaterra y Gales.
A la tarde, la Corte rechazó tanto el recurso de Tom Evans contra la prohibición de transferir a Alfie a Italia, como la apelación de Kate James a la libertad de movimiento garantizada por la Convención Europea sobre los Derechos Humanos, y confirmó que el Hospital de Niños Alder Hey puede proceder según lo que se ha decidido en las anteriores sentencias:
Entre tanto, el “pequeño guerrero” Alfie respira, está vivo. Está bautizado y confirmado. Su vida y su futuro, están en las manos de Dios, no en las de quien lo quiere sustituir. Es tiempo de Pascua y para este niño el sepulcro está vacío. Como el de Jesús.
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