El
grupo financiero Petroquímica SL integrado por la familia Sielecki
(Anabel Sielecki es la mujer del ex canciller Héctor Timerman) y la familia Werthein
acaba de comprar en 241 millones de dólares a la firma Pampa Energía
perteneciente a Marcelo Mindlin el 50% del paquete accionario de Ciesa, la
compañía transportadora de gas del sur (TGS).
Por esta noticia todos los argentinos sabemos
quienes son los que se aprovecharán del aumento exorbitante del gas, que aplicó
el gobierno este último mes y quienes son los principales beneficiarios de
todos los aumentos desmesurados de gas que padecen hoy los hogares argentinos.
Son, entre otros, estos tres grupos, los
Sielecki, Werthein y Mindlin que están compuestos por argentinos de origen
judío, que son descaradamente, por propia declaración, sionistas. Esto quiere
decir que priman en ellos los intereses del
Estado de israel por sobre el Estado argentino.
Así, los miles de millones de dólares, que
manejan y poseen, hacen aparecer los nueve millones de López y los seis de
Cristina como una cosa de niños, algo baladí
sin ninguna importancia. Los mass media
nos atiborran hablando todo el día sobre esta noticia (también nefasta), sobre
esta operación de 241 millones de dólares no se habla.
Es que al corromperse hasta el tuétano la
democracia, como gobierno del pueblo, el poder político se ha vuelto
dependiente del poder económico, y es entonces el poder económico quien crea
poder político. Así la función de este último consiste en convalidar los actos
del poder económico. Esta circularidad del poder deja de lado al sujeto
primordial de la democracia que es el pueblo y sus necesidades. Aquel apotegma
de Evita: allí donde existe una necesidad
hay un derecho, va a parar al traste.